Este viejo arrastrero de vapor que había sido convertido en dragaminas se encuentra ahora a 13 m de profundidad en un fondo arenoso, con la proa mirando hacia el mar. El pecio está bastante destrozado pero no muy disperso. Con cuidado, se puede penetrar en la caldera, que se encuentra a unos 5 m de altura, pero está bastante confinada. La vida marina es fascinante.